¿Las ves? Esta es de la primera vez que trate de olvidar tus
besos. Esta a la izquierda, es de aquella vez que decidiste no sonreírme en un
tiempo. Y esta, esta de aquí, la más grande de cuando me enteré de que ya
tenías a otra, es la que más duele y escuece cada vez que pienso que podrías
estar aquí conmigo y que sabes que no estarías tan mal entre mis brazos. Esas
son algunas de las muchas cicatrices, pero puedo hablar de ellas orgullosa. Me
gusta poder decir que estoy llena de cicatrices y heridas, suena raro, lo sé.
Hablar de ellas no quita el dolor, pero me recuerdan cada una de las luchas.
Son heridas de guerra, y tenerlas demuestra que he luchado, y que sigo viva. No
tiene heridas quien se mantiene al margen como Suiza, el que se sienta a ver la
escena o el que espera sentado a que todo le llegue. Las cicatrices son de los
guerreros, de los luchadores. Y esto confirma que mi corazón ha luchado en esta
guerra por ti, y que sigue esperando las batallas que vendrán.
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